En el pintoresco pueblo de Dinoša, situado en Montenegro, se produce un acontecimiento natural extraordinario: una morera antigua se transforma en una fuente de agua durante las fuertes lluvias.
Al contrario del comportamiento habitual de los árboles vivos, la explicación de este fenómeno es bastante lógica. La pradera que rodea la morera alberga numerosos manantiales subterráneos que se inundan durante las intensas tormentas. La mayor presión obliga al agua a subir a través del tronco hueco del árbol y finalmente sale a borbotones a través de un agujero a unos pocos pies del suelo.
Un espectáculo similar se puede observar en la ciudad estonia de Tuhala, donde el agua brota de un antiguo pozo conocido como el Pozo de las Brujas. Mientras que los lugareños lo atribuyen a una leyenda sobre brujas que causan perturbaciones en la superficie, los habitantes de Dinoša lo perciben simplemente como un fenómeno natural raro y fascinante.