El segundo perro parecía haber sido atropellado por un coche y ahora estaba sentado vigilante junto a la forma sin vida de su compañero. No se movió, casi asemejándose a una estatua en su inquebrantable atención a su amigo.
Las personas que pasaban notaron al perro y llamaron al refugio de animales cercano para informarlo. Un voluntario corrió al lugar para ayudar al perro. El rescatista supuso que el perro estaba mostrando un comportamiento leal hacia un amigo fallecido y estaba de luto.
La evidencia sugiere que el segundo perro podría haber sido atropellado por un vehículo ya que había sangre en la carretera. Sin embargo, el primer perro pareció haberlo tirado sobre el césped, lo que indica que estaba genuinamente preocupado por su amigo. Aún se desconoce si el perro era callejero o se había perdido.
Había una cierta fuerza que le hacía querer quedarse a su lado, ya fuera cuando pasaban el rato en su patio trasero o cuando se encontraban al azar.
El fiel compañero canino también había sufrido lesiones en las patas traseras. Al descubrir que uno de los perros había fallecido, un voluntario procedió a dejarlo descansar y se llevó al superviviente de regreso a casa. La persona de buen corazón le dio al perro un baño refrescante y lo invitó a una deliciosa comida.