El cielo era un lienzo de nubes blancas y esponjosas que parecían adoptar formas peculiares. Mientras miraba las nubes, pude distinguir la silueta de un elefante con la trompa levantada como si bebiera de un lago invisible.
Mientras caminaba un poco más, noté que un león se relajaba de costado y agitaba perezosamente la cola. Las nubes en el cielo estaban tomando las formas de varios animales, casi como si los estuvieran imitando.
Mientras miraba al cielo, un grupo de pájaros pasó volando y sus sombras se reflejaron brevemente en las nubes. Casi parecía como si a las nubes les hubieran crecido alas y volaran junto a los pájaros. Estas formaciones de nubes parecían estar moviéndose y cambiando constantemente, sin permanecer nunca en la misma forma por mucho tiempo. Sin embargo, por un breve momento, pude distinguir los contornos de animales como tigres, jirafas y ciervos en medio del mar blanco en constante movimiento.
El mundo natural y el cielo parecieron fusionarse y conectarse brevemente en esta caprichosa formación de nubes. Las formas animales que surgieron fueron rápidamente reemplazadas por formas abstractas a medida que las nubes se alejaban.
Los animales de las nubes siempre fueron un espectáculo fascinante, casi como una ilusión mágica que alegraba mis tardes. Aunque permanecían fuera de mi alcance, sus formas en constante cambio nunca dejaban de traerme alegría. Incluso después de que desaparecieron, el recuerdo de esas nubes con forma de animales continuó levantando mi ánimo cada vez que miraba al cielo.