Wang Yan, un millonario chino oriundo de la ciudad de Changchun y propietario de una empresa siderúrgica, enfrentó una terrible experiencia cuando perdió a su amado perro en 2012. Su incesante búsqueda de su compañero peludo lo llevó a un viaje que eventualmente lo llevaría a una notable transformación en su vida.
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En un intento desesperado por encontrar a su mascota desaparecida, Wang Yan exploró todas las vías posibles. Sin embargo, fue una visita a un matadero la que le sirvió como último recurso, una experiencia que cambiaría el rumbo de su vida para siempre. Ser testigo de los horrores sombríos de este lugar, donde innumerables perros enfrentaron un destino sombrío, despertó algo profundo dentro de él. Este fue un momento crucial que encendió una profunda determinación de dedicar toda su fortuna a rescatar perros de estos lugares desgarradores.
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China se enfrenta a una importante población de perros callejeros, muchos de los cuales acaban en estas terribles circunstancias, destinados al comercio de carne. Wang Yan se sintió obligado a intervenir en honor de su compañero perdido. En una conversación con Sina News, compartió: “Fui a buscar por todas partes, pero todo fue en vano. Finalmente alguien me dejó entrar al matadero para probar suerte allí”.
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Sin embargo, a pesar de sus incansables esfuerzos durante su estancia de una semana en el matadero, Wang Yan no pudo localizar a su perro desaparecido. En cambio, se enfrentó a escenas inquietantes que atormentaban su conciencia. La inmensa pena que sentía por estos perros, que estaban al borde del sacrificio por su carne, lo llevó a tomar una decisión extraordinaria: comprar el matadero y establecer un santuario para estas criaturas vulnerables.
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Wang Yan adquirió una acería abandonada y la transformó en un refugio para perros callejeros. Este centro de rescate de animales, situado en la ciudad de Changchun, provincia de Jinlin, en el noreste de China, se convirtió en un santuario para más de 2.000 perros salvados de los horrores del matadero. Invirtió millones en esta noble causa, financiándola en gran parte con su propio bolsillo, incluidos los 400.000 dólares que gastó en la adquisición del matadero.
Sorprendentemente, Wang Yan rechazó donaciones monetarias y expresó su deseo de que personas con corazones compasivos contribuyeran con suministros para apoyar la misión del refugio. A pesar de la carga financiera y las deudas acumuladas contraídas por proporcionar alimentos y atención médica a estos perros rescatados, Wang Yan persistió con una determinación inquebrantable y un amor ilimitado por estos animales.
Los frutos de su trabajo han sido conmovedores: la mayoría de los perros del centro de rescate han encontrado hogares amorosos. En un país donde miles de perros, incluidas mascotas robadas, se enfrentan a la eutanasia anualmente durante eventos como el Festival de Carne de Perro de Yulin, los esfuerzos de Wang Yan son un brillante faro de compasión y esperanza.
Su inspirador trabajo sirve como testimonio del extraordinario impacto que una persona puede tener cuando defiende a los más vulnerables, desafiando todas las probabilidades y expectativas. El compromiso inquebrantable de Wang Yan con la causa de salvar perros es un recordatorio conmovedor del poder de la empatía y la capacidad de cambio dentro del corazón humano.
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