En los silenciosos pasillos de un refugio de animales local, se desarrolló una escena desgarradora, un escenario muy familiar en los refugios de todo el país. En un rincón, una perra estaba sentada en su perrera, sus ojos reflejaban cansancio y anhelo. Era una superviviente, pero la vida no había sido amable con ella.
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En medio de este conmovedor telón de fondo, una alegre conmoción rodeó a una camada de cachorros, cada uno de ellos orgullosamente marcado con un cartel de “Reservado” en las puertas de su perrera. Las familias iban y venían, ansiosas por llevarse a casa un pequeño bulto de alegría peluda. Los cachorros tuvieron suerte; sus caminos estaban encaminados hacia hogares amorosos y para siempre.
Sin embargo, Mamá, como se la conocía cariñosamente, no corrió la misma suerte. Los posibles adoptantes pasaron de largo, tal vez atraídos por el atractivo irresistible de ser un cachorro. Es un espectáculo familiar en los refugios, donde los cachorros encuentran nuevos hogares mientras sus devotas madres esperan un futuro mejor.
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Una familia, que anteriormente había visitado el refugio con los ojos puestos en un cachorro, regresó para ver a mamá nuevamente. Algo había cambiado dentro de ellos. Sintieron una profunda empatía y contemplaron la posibilidad de asumir un compromiso más profundo.
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Eran muy conscientes de las circunstancias que habían traído a mamá a ese lugar: un ciclo de nacimiento, separación, renacimiento y más separación. La familia se preguntó si podrían ser ellos quienes rompieran este patrón y brindaran a mamá el hogar amoroso que tanto merecía.
Sin embargo, mientras discutían los aspectos prácticos, la realidad se impuso. Ya tenían dos perros y agregar un tercero a su familia sería un desafío. Al final, decidieron de mala gana que no podían adoptar a mamá. Fue una decisión desgarradora, tomada teniendo en cuenta sus mejores intereses.
Con el corazón apesadumbrado, abandonaron el refugio, dejando atrás a mamá. Pero el personal y los voluntarios del refugio, que no son ajenos a este tipo de situaciones, entraron en acción. Mamá merecía otra oportunidad y estaban decididos a encontrarle un hogar amoroso.
Las perspectivas de mamá de encontrar un hogar para siempre mejoran con cada acción. ¡Corramos la voz sobre Mama Mastiff!
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